En el libro “Alcohólicos Anónimos (AA)” (1939), en su capítulo V (“Cómo funciona”) se explican las consignas y las pautas a seguir propuestas para abandonar una adicción. Su retórica de carácter marcadamente religioso lo hace muy difícil de leer, sin embargo tal vez esta religiosidad sea tan importante como la propia terapia de grupo. La fuerza de la religión es brutal y si el adoctrinamiento puede conseguir que una persona se autoinmole renunciando a su propia vida (aunque que esto sea un proceso rápido facilita mucho las cosas), también puede ser útil para conseguir superar, o mejor dicho retener, una adicción. Lo particular es que el dios de AA no es ninguna divinidad, sino el propio grupo de AA del que el adicto forma parte.

1) Soy incapaz de frenar las pérdidas. No tengo un dominio real sobre mi dinero y no puedo hacer otra cosa que no sea perder.
2) Es imposible que yo solo consiga salir de esta situación. Necesito ayuda externa.
3) Necesito hacer un giro drástico a esta situación. No valen soluciones a medias.
4) Mi forma de comportamiento globalmente a nivel moral es negativa. Estoy causando dolor en las personas de mi entorno. Ser una persona más querida me ayudaría y les ayudaría a ellos.
5) Soy capaz de admitir ante los demás que soy un perdedor. No me avergüenzo. Esta es mi condición.

7) Me apoyo en el grupo y pido su ayuda para eliminar mis defectos de carácter.
8) Hacer una lista de todas las personas a las que ofendí y me propongo reparar el daño que les causé.
9) Reparar los daños a cada una de dichas personas, siempre que esto no fuese en perjuicio de un tercero.
10) Soy capaz de admitir un error inmediatamente. El resultado de una apuesta no es el veredicto sobre si dicha apuesta fue errónea en su sentido o cantidad.
11) La fortaleza para dejar de perder la obtengo de mi contacto con gente con mi mismo problema.
12) Ayudar a otra gente que tenga mi problema.
No hay comentarios:
Publicar un comentario