En el caso de un aficionado al juego, su objetivo no tiene que ser abandonar el juego. El juego en principio es una diversión inocua, como pueda ser la bebida. El problema es si su práctica acarrea consecuencias negativas. Un bebedor puede beneficiarse el alcohol para desinhibirse, para ligar o para autocomplacerse degustando vinos cosecheros. También puede ser su profesión: puede montar un bar o trabajar la vid, puede incluso ser catador. La principal diferencia entre un bebedor y un alcohólico es que el segundo es incapaz de interrumpir la ingesta de alcohol. Y las consecuencias de este abuso provocan un deterioro grave de su vida social: económico, familiar, salud, trabajo, etcétera.
Un jugador y en general cualquier especulador puede encontrase con 2 situaciones a largo plazo: ganar o perder. Ganar, que es lo menos habitual, es muy positivo. Trae beneficios económicos y ayuda a mantener un buen estado anímico. Perder, sin embargo, es una pequeña catástrofe. La acumulación de pérdidas tiene la misma consecuencia que el alcoholismo. Por este motivo la analogía correcta con el alcohólico no es la del jugador, si no la del perdedor.Un perdedor puede ganar de forma temporal, pero tras una pérdida se mostrará incapaz de controlar la situación y cometerá errores afrontando riesgos excesivos o situaciones con probabilidad desfavorable. Aunque el perdedor conozca su campo de trabajo, sea inteligente y hábil, por su debilidad psicológica está condenado al fracaso. Por eso el primer objetivo del perdedor debe ser el que también es el primer objetivo del alcohólico: “No perder”. Debe ser consciente que las pérdidas es algo que no puede controlar y su primer paso debe ser el reconocimiento de esta misma incapacidad: “SOY UN PERDEDOR Y SOY INCAPAZ DE CONTROLAR MIS PERDIDAS”.

1 comentario:
Hola...
Solo felicitarte por el blog.
"...You can be free. You can live and work anywhere in the world.
You can be independent from routine and not answer to anybody..."
[Trading for a Living] - Dr. Alexander Elder
Publicar un comentario