Hace un par de meses, con ánimo de ahorrarme unos durillos, quise unir las facturas de teléfono y ADSL en una misma compañía y en un único contrato (las sinergías están de moda). Me decidí por Telefónica por dos razones básicamente: tenían cobertura en mi zona a mayor velocidad que otras empresas y porque me aseguraron que ellos se encargarían de tramitar las bajas con mis anteriores proveedores. Mi sorpresa viene cuando me empiezan a llegar facturas de 3 en 3: las nuevas y las anteriores. Al parecer Telefónica, a pesar de que sus comerciales me juraban y perjuraban que me habían dado de baja, no lo habían logrado. O los otros no se habían dado por enterados, que para los efectos es lo mismo. Al menos no había llamadas duplicadas (me quedaba ese consuelo). Mal por Timofónica, pero en el camino nos encontraremos.
Dado que Telefónica no había cumplido, no me quedaba otra que proceder a tramitar las bajas yo mismo. Mi intención inicial era simplemente cortarles el grifo vía banco, mandándoles las facturas de vuelta. Pero el bancario me convenció de que el coste potencial de esta posible negligencia podía ser mucho más alto que el de pagar un par de facturas.
“Estar en las listas de morosos es algo más serio que estar en la lista negra de Betandwin”, parecía querer decir tras su mostacho flamígero, cual procesión de hormiguitas, como decían muchos cuentos que leí en mi infancia, en los que todos los bigotes eran cortos y escasos. Una herencia que se ha quedado en otra época, en otra España: la España del Tricornio.
La baja del teléfono fue rápida, como un mal polvo. Me habían facturado un fijo que tenía como contraprestación por unos extraños descuentos en las llamadas nacionales en mi anterior operadora de teléfono: Ono. Tuve que esperar poco tiempo en la cola de espera, menos de un minuto, que es razonablemente poco tiempo ya que siempre hay más cola en la “ventanilla” de bajas, que en la de altas. Me atendió un varón de perfecto acento castellano de Valladolid. Eso es un punto a favor de la empresa. No tengo nada en contra del dumping laboral con sudamericanos e indios, no soy racista. Pero en determinados caso hay que reconocer que la gente de otra cultura tiene dificultades para comprendernos bien. Valga como ejemplo el absurdo mensaje a mi entrada de ayer que colgó un colombiano que, al parecer, se había tomado mucho café.
A pesar de que el pucelano estaba claramente destinado al departamento de “bajas”, no se quería dar muy bien por enterado, pero cuando fue suficientemente explícito me dio de baja con rapidez y diligencia. Sin duda podría ser un gran jugador de poker. Conozco algún paisano suyo que lo es. Muy buenos estos pucelanos, sin duda, no tienen nada que envidiar a los gallegos.
Me costó más darme de baja del ADSL que tenía contratado con Ya. Tuve que mandar una carta, firmada y con copia de DNI. Encima me exigieron que les adjuntase el motivo de mi baja. Les conté una mentirijilla: que la familia estaba dinero y ahorrando para la operación de mi pobre abuelo en una clínica estadounidense (toco madera, dije tal cosa porque ambos abuelos están ya fallecidos), y que en esa situación el ADSL era un lujo. Si quieren mejorar el servicio que me paguen por ese feed back tan valioso. Pero me parece un abuso que para darse de alta baste con poner un número de teléfono en una página web y para darse de baja haya que presentar poco menos que una orden judicial.
Dado que Telefónica no había cumplido, no me quedaba otra que proceder a tramitar las bajas yo mismo. Mi intención inicial era simplemente cortarles el grifo vía banco, mandándoles las facturas de vuelta. Pero el bancario me convenció de que el coste potencial de esta posible negligencia podía ser mucho más alto que el de pagar un par de facturas.
“Estar en las listas de morosos es algo más serio que estar en la lista negra de Betandwin”, parecía querer decir tras su mostacho flamígero, cual procesión de hormiguitas, como decían muchos cuentos que leí en mi infancia, en los que todos los bigotes eran cortos y escasos. Una herencia que se ha quedado en otra época, en otra España: la España del Tricornio.
La baja del teléfono fue rápida, como un mal polvo. Me habían facturado un fijo que tenía como contraprestación por unos extraños descuentos en las llamadas nacionales en mi anterior operadora de teléfono: Ono. Tuve que esperar poco tiempo en la cola de espera, menos de un minuto, que es razonablemente poco tiempo ya que siempre hay más cola en la “ventanilla” de bajas, que en la de altas. Me atendió un varón de perfecto acento castellano de Valladolid. Eso es un punto a favor de la empresa. No tengo nada en contra del dumping laboral con sudamericanos e indios, no soy racista. Pero en determinados caso hay que reconocer que la gente de otra cultura tiene dificultades para comprendernos bien. Valga como ejemplo el absurdo mensaje a mi entrada de ayer que colgó un colombiano que, al parecer, se había tomado mucho café.
A pesar de que el pucelano estaba claramente destinado al departamento de “bajas”, no se quería dar muy bien por enterado, pero cuando fue suficientemente explícito me dio de baja con rapidez y diligencia. Sin duda podría ser un gran jugador de poker. Conozco algún paisano suyo que lo es. Muy buenos estos pucelanos, sin duda, no tienen nada que envidiar a los gallegos.
Me costó más darme de baja del ADSL que tenía contratado con Ya. Tuve que mandar una carta, firmada y con copia de DNI. Encima me exigieron que les adjuntase el motivo de mi baja. Les conté una mentirijilla: que la familia estaba dinero y ahorrando para la operación de mi pobre abuelo en una clínica estadounidense (toco madera, dije tal cosa porque ambos abuelos están ya fallecidos), y que en esa situación el ADSL era un lujo. Si quieren mejorar el servicio que me paguen por ese feed back tan valioso. Pero me parece un abuso que para darse de alta baste con poner un número de teléfono en una página web y para darse de baja haya que presentar poco menos que una orden judicial.
10 comentarios:
Hi, melón.
Veo que te ha tocado de cerca luchar en uno de los más duros campos de batalla... Si me pusiera sentimental te contaría ahora que en mi primer día de curro (soy picacpleitos) me tocó lidiar con un caso parecido. Era lunes, en agosto, llego a la oficina, mi "jefe" se iba de vacaciones y hay un pibón rubio del quince en la puerta.
Bueno... tampoco hay que extenderse demasiado en un comentario de un artículo de un blog, no? Volviendo al tema del principio no tengo nada que comentar
Hoy en día el que no tenga una anécdota negativa con las compañías de telefonía fija, móvil y proveedores de internet está más perdido que un autista jugando al escondite.
Por suerte no lidiaste con un "papito", de los que tienes por fan (tres más de ese tipo y te hunden el blog...),y yo tampoco soy racista, prueba de ello es que al recien bajado del árbol que tiene la osadía de maltratar idiomas y escribir gilipolleces varias le desearía un encuentro fraternal, con rumanos subcontratados que se integraran en "esta nuestra comunidad" apartando a involucionados como ese.
En fin, otro personaje carne de estudio antropólogo...
PD: Las autoridades sanitarias desaconsejan el consumo excesivo de cacahuetes.
Yo tampoco soy racista pero a los coreanos como vos habria que cortarles la cabeza.
La verdad leo tu blog hace tiempo, me parece bastante interesante(tampoco mucho, hay mucha pavada) pero con este ultimo post super racista te fuiste a la mierda, te creia mucho mas inteligente.
A ver... Nos estamos disipando de los temas a tratar. Lamento profundamente el contenido de las dos últimas respuestas y os pediría por favor un poco más de respeto haía sudamericanos, rumanos, coreanos y monos.
En caso contrario, tendre que empezar a censurar dichos comentarios.
Porque una cosa es poner el video de la histórica cantada de Higuita y otra decir que tal o cual bajó del árbol.
A mi me pasó lo mismo, los de la compañia que me di la baja se hicieron los suecos al dar la baja y seguian pasando facturas, así que en el siguiente recibo lo devolví por el banco, porque sabía que si reclamaban, tenía como justificante el recibo que estaba pagando a la nueva compañia en la que me di de baja. A pesar de todo llamé para darme de baja y tras pasarme por tres operadoras me decían que tenía que enviar una carta certificada, pero cuando les dije que con la nueva ley me podía dar de baja por telefono se pusieron nerviosos y me colgaron sin mediar palabra, repetí el proceso una vez mas y tras suplicar que no me colgaran me dieron de baja por telefono.
De la que apareció el ADSL, que debía de ser año 99 (al menos en Oviedo), el nuevo invento valía un pastón, como 15.000 pelas al mes o algo así. Pero si quería trabajar desde mi casa en vez de trasladarme a Madrid, era la única opción, así que llamé para contratarlo.
Pasa un mes sin que nadie se presente en mi casa a instalarlo... pero me cobran la primera cuota.
Llamo para protestar, me dicen que lo arreglarán pronto... pero acaba pasando otro mes, me facturan la segunda mensualidad, y el técnico sin venir.
De nuevo protesto, de nuevo vuelve a pasar un mes sin tener noticias del instalador, y otra vez me lo cobran. Tercera mensualidad pagada, aparte de unos facturones de infarto porque para poder trabajar estaba conectándome vía módem.
Total, que hablé con el banco y dije que a las bravas no aceptaran ni un recibo más. Di por perdidas las ¿45.000? pelas que llevaría pagadas hasta el momento.
Pero la coña es... que Telefónica me puso en la lista de morosos, reclamándome que les abonase el importe del resto del contrato!! :-s
Telefónica siempre ha ROBADO a sus clientes (no se puede emplear otra palabra más suave para describirlo). Los redondeos en las llamadas, las cabinas que no devuelven el cambios... Mi caso fue excepcional porque estamos hablando de bastante dinero de golpe, pero céntimo a céntimo y euro a euro, nos han ido esquilmando a todos los clientes sin excepción. Imaginaos el beneficio que eso supone al cabo del año para una empresa tan grande.
Para el sudamericano que se siente "xenofobiado"...
No es por ser racistas, a ver si nos entendemos... Es que en Sudamérica no teneis ni idea de atención al cliente... No sé si es por la mala formación que os dan (sin duda) u otra causa imputable a vosotros, pero cuando uno de vosotros me atiende... me echo a temblar.
Por cierto, doy hechos:
-Cuando simplemente quieres cambiar el nº favorito os tirais más de 10 minutos (lo estais escribiendo a mano en el disco duro del pc o qué? )
-Cuando quieres tramitar una queja nos poneis más de 15 minutos a la espera, para al final... volver a explicar de nuevo lo mismo, y al final colgar al cliente de repente (uy, la llamada se cortó de improviso...).
¿Cuáles son vuestras razones por la que trabajais así?
@bicapa.
Sí. Es racismo. Puro y duro.
Los hechos que describes no tienen nada que ver con otra "cultura", "modismos del lenguaje" o como quieras llamarlo. ¿Es que tú realmente crees que el operador tiene algún poder de decisión? Si por él o ella fuera dirían siempre que sí a todo lo que pida el cliente. Si no funciona así no es por el operador es por decisión empresaria. Y te apuesto lo que quieras que los gerentes, esos que NUNCA JAMAS hablarían contigo, son vecinos nuestros.
Dentro de la campaña por la proteción de datos que esta Coordinadora comenzó en Julio de 2006, y de acuerdo con su lema “En contra de la deslocalización del Telemarketing y por la protección de datos de sus clientes“; hemos abierto una nueva sección que se llama Protección de Datos.
También la hemos publicado en menéame.net:
http://meneame.net/story/ciudadania-datos-personales-protegidos
Si quieres colaborar visita esta sección, dale un meneillo a la noticia y envía el vínculo a tus contactos.
http://www.deslocalizacion.com/preguntas-y-respuestas-sobre-la-proteccion-de-datos-y-la-deslocalizacion-del-telemarketing/
Muchas Gracias.
Lo he meneado porque hay verdades como puños sí. Lo que se podría hablar de la deslocalización!!! Parece que uno de los países preferidos era India, donde hay un buen nivel académico y los gastos salariales son irrisorios.
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