Durante muchos años una de las principales ocupaciones fue demostrar la existencia del poder superior que nos maneja, llamémoslo dios. En la historia de la filosofía esta disyuntiva ha pasado por todos los estadios posibles. En las épocas raciones se defendía una ordenación casual, en las épocas más religiosas se justificaba la certeza del Dios cristiano. Claro que como buena filosofía todo es indemostrable y se reduce a ingeniosos juegos dialécticos; todo es defendible si el orador es suficientemente hábil.
Mi percepción personal es que la tendencia a creer en un dios o similar es proporcional al nivel cultural a nivel científico. El hecho de comprender el funcionamiento de algunos procesos físicos complicados facilita a que cada cual piense que se autogobierna y que no existen divinidades supremas ni demás parafernalia. Por eso Severo Ochoa era ateo y su mujer cuyas inquietudes eran literarias era una fiel devota. En los países musulmanes sin embargo, las clases más pudientes son profundamente creyentes, pero creo que en ese caso es más influyente la capacidad de poder que poseen los líderes religiosos para dominar a las personas que otra cosa. Para el afán de notoriedad y de poder de los ilustres, utilizar la religión es muy útil. Si la religión musulmana fuese tan débil como lo es en la actualidad la cristiana, el Ben Laden de turno tendría más interés en el pádel o en batir records de navegación en solitario o en follarse a miss Españas.
En la especulación también existen las deidades; estas son los gurús. Los gurús de las finanzas son gente que ha tenido éxito en el pasado con sus inversiones y también son los autores de los libros que han “sentado cátedra”. Muchos de los gurús pasan de moda como una serie de sobremesa cualquiera. Algunos de estos nombres son en el trading: Edson Gould, Granville, Bob Prechter, Larry Williams, Ed Seikota, etcétera; en la psicología: Elder, al que ya he mencionado varias veces en este blog; en la gestión: Vince y Jones.
También hay gurús en las apuestas. Los gurús de las apuestas suelen escribir en los foros, ofrecer onerosos servicios de asesoría deportiva o simplemente ser millonarios de las apuestas. Y la tendencia del jugador es seguir al gurú. Si el jugador advierte que el gurú tiene muchos más seguidores, mayor es su tendencia a seguir las indicaciones del gurú. A veces el gurú da picks, otras cuenta sus hazañas del pasado y otras imparte lecciones magistrales con estrategias revolucionarias. Cuanto más complicadas sean sus estrategias, mejor apostador parece, aunque la teoría científica de la evolución diga que lo mejor siempre es lo más sencillo. Cuando el gurú escribe un pick en un foro, se le llena de agradecimientos y las cuotas de las casas de apuestas bajan. No necesariamente porque el pick sea bueno, sino porque el dinero ha seguido las directrices marcadas por el gurú. Algunas veces el dinero era suyo; otras veces de sus seguidores.
Existen 2 formas de seguir al gurú:
a) Crítica. Solo le sigo cuando dice lo mismo que yo pienso o cuando da unos motivos irrefutables. Anoto sus estadísticas históricas de acierto y estudio sus puntos fuertes/débiles. Contrasto su información con terceros.
b) Acrítica. Imito todos sus movimientos, sin ninguna comprobación.
Yo personalmente recomiendo encarecidamente la primera forma, aunque reconozco que hay dos tipsters a los que sigo de forma automática. Sólo dos. Y no hay nada malo en reconocer que el gurú es mejor que nosostros. Es un buen ejercicio de humildad. Eso sí, procura que de verdad lo sea y no te esté vendiendo humo para su propio beneficio, o peor aun, que no tenga ni puta idea.
Mi percepción personal es que la tendencia a creer en un dios o similar es proporcional al nivel cultural a nivel científico. El hecho de comprender el funcionamiento de algunos procesos físicos complicados facilita a que cada cual piense que se autogobierna y que no existen divinidades supremas ni demás parafernalia. Por eso Severo Ochoa era ateo y su mujer cuyas inquietudes eran literarias era una fiel devota. En los países musulmanes sin embargo, las clases más pudientes son profundamente creyentes, pero creo que en ese caso es más influyente la capacidad de poder que poseen los líderes religiosos para dominar a las personas que otra cosa. Para el afán de notoriedad y de poder de los ilustres, utilizar la religión es muy útil. Si la religión musulmana fuese tan débil como lo es en la actualidad la cristiana, el Ben Laden de turno tendría más interés en el pádel o en batir records de navegación en solitario o en follarse a miss Españas.
En la especulación también existen las deidades; estas son los gurús. Los gurús de las finanzas son gente que ha tenido éxito en el pasado con sus inversiones y también son los autores de los libros que han “sentado cátedra”. Muchos de los gurús pasan de moda como una serie de sobremesa cualquiera. Algunos de estos nombres son en el trading: Edson Gould, Granville, Bob Prechter, Larry Williams, Ed Seikota, etcétera; en la psicología: Elder, al que ya he mencionado varias veces en este blog; en la gestión: Vince y Jones.
También hay gurús en las apuestas. Los gurús de las apuestas suelen escribir en los foros, ofrecer onerosos servicios de asesoría deportiva o simplemente ser millonarios de las apuestas. Y la tendencia del jugador es seguir al gurú. Si el jugador advierte que el gurú tiene muchos más seguidores, mayor es su tendencia a seguir las indicaciones del gurú. A veces el gurú da picks, otras cuenta sus hazañas del pasado y otras imparte lecciones magistrales con estrategias revolucionarias. Cuanto más complicadas sean sus estrategias, mejor apostador parece, aunque la teoría científica de la evolución diga que lo mejor siempre es lo más sencillo. Cuando el gurú escribe un pick en un foro, se le llena de agradecimientos y las cuotas de las casas de apuestas bajan. No necesariamente porque el pick sea bueno, sino porque el dinero ha seguido las directrices marcadas por el gurú. Algunas veces el dinero era suyo; otras veces de sus seguidores.
Existen 2 formas de seguir al gurú:
a) Crítica. Solo le sigo cuando dice lo mismo que yo pienso o cuando da unos motivos irrefutables. Anoto sus estadísticas históricas de acierto y estudio sus puntos fuertes/débiles. Contrasto su información con terceros.
b) Acrítica. Imito todos sus movimientos, sin ninguna comprobación.
Yo personalmente recomiendo encarecidamente la primera forma, aunque reconozco que hay dos tipsters a los que sigo de forma automática. Sólo dos. Y no hay nada malo en reconocer que el gurú es mejor que nosostros. Es un buen ejercicio de humildad. Eso sí, procura que de verdad lo sea y no te esté vendiendo humo para su propio beneficio, o peor aun, que no tenga ni puta idea.
3 comentarios:
Ya que das los nombres de diferentes gurús del trading podrías mencionar también a los dos gurús que sigues.
Nirgalbest y agg69
Pero ninguno de ellos da picks en los mercados grandes, entiéndase grandes como caballos, fútbol (soccer) y tenis.
Así es complicado.
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