lunes, 7 de abril de 2008

Ventajas y desventajas de los martingales: El pilotaje (2/7)

¿Pilotaje? ¿Qué broma es esta o qué quiere decir? Dar una definición ortodoxa de lo que significa el contexto, así de primeras, me iba a costar. Recuerdo hace no mucho tiempo un problema de hidráulica en el que se tenía que conseguir que en una tubería se reiniciase el flujo cuando se accionaban 2 pulsadores, para lo cual había que colocar una válvula especial, algo sofisticada. Sin embargo, yo propuse una solución equivalente que consistía en colocar dos válvulas (para los efectos son como grifos...) en serie, inicialmente cerradas. Sin embargo, el examinador puntuó con más generosidad la primera y más elegante alternativa, ya que el mantenimiento y pilotaje eran más sencillos. Pilotaje.



En términos económicos hay varios factores que significan un buen pilotaje. En una estrategia en el que el jugador tiene hasta cierto punto control sobre la entidad y el momento de las ganancias, se dice que existe un buen pilotaje. En una estrategia antimartingale, por ejemplo, el pilotaje es nulo. A largo plazo puede existir eficiencia, pero en el corto y medio plazo los resultados se deben casi completamente a la divina providencia, ese extraño ente que ayuda a Ramón Calderón.

Pongamos como ejemplo la andadura de Soloapuestas. En el gráfico de la izquierda, correspondiente a un periodo de varios meses, se observa unas brutales variaciones en el estado del bankroll a lo largo del tiempo, que me recuerdan en cierta forma a los gráficos de la Bolsa de Valores. Estos vaivenes azarosos, aunque alguno pensará que no lo son de todo, no tendrían mayor importancia si el inversor tuviese una paciencia suficiente. Si por algún otro motivo tuviese que hacer frente a pagos periódicos y a gastos de mantenimiento, le sería imposible ajustar dichos pagos a puntos de la gráfica en los que la empresa se hallase en un momento especialmente solvente. En una estrategia de tipo martingale esto no sucede.

Las estrategias martingale se dividen en series cortas, y de forma invariable, al final de dichas series se obtiene por lo general una situación mejor que en la parte central de las series. Esto es algo evidente en un martingale clásico, donde al final de la serie se obtiene una unidad de beneficio con respecto al inicio (o la bancarrota). Pero en otros sistemas de tipo martingale, sobre los que no me voy a extender, y en los que es posible incluso abandonar la serie con pérdidas, en cualquier caso se consigue dirigir (pilotar) en cierta forma los beneficios en dirección al momento final de cada serie del martingale.

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