Como en breve va a surgir este tema, quisiera aclarar previamente el concepto para que nadie se forme una idea equivocada. Es más, a lo largo del blog la palabra "ruina" aparece repetidamente, tanto en entradas como en comentarios, y casi siempre asociada a la pérdida por parte del jugador de todo su balance disponible en su casa de apuestas: la aniquilación de sus fondos, la bancarrota. Evidentemente, está claro que si se llega a este punto extremo la situación se corresponde inequívocamente con la ruina, pero la doble implicación no se cumple en todo caso. Pregunta:
¿Qué es la ruina, desde el punto de vista de las apuestas?
Lo podríamos definir como aquel punto en el que debido a la falta de liquidez, un jugador se ve imposibilitado de continuar con su estrategia, sin que dicha estrategia sea modificada en su concepción original. Por estrategia se entiende su sistema de gestión, como se definió anteriormente en este blog.
Tal como lo defino se puede dar la paradoja que para dos jugadores que empiezan una estrategia con la misma cantidad de dinero, uno llegue a la ruina antes que el otro, aun teniendo una mayor liquidez. Si lo explico con un ejemplo ilustrativo se entenderá mejor.
Supongamos 2 jugadores con un saldo inicial de 100 €.
El primer jugador aplica un sistema martingale a cuotas @2 en el que la apuesta inicial es de 1 € y en el caso de perder se duplica la apuesta. Sin embargo, este jugador no tiene "flor" y cae en una racha en la que le es imposible ganar ni una sola apuesta, como si The Cooler se tratase.
1ª apuesta: 1 €, pierde. Saldo: 99 €
2ª apuesta: 2 €, pierde. Saldo: 97 €
3ª apuesta: 4 €, pierde. Saldo: 93 €
4ª apuesta: 8 €, pierde. Saldo: 85 €
5ª apuesta: 16 €, pierde. Saldo: 69 €
6ª apuesta: 32 €, pierde. Saldo: 37 €
Tras su sexta apuesta su estado es de ruina. Aun conserva el 37% del saldo inicial, pero necesitaría 64 unidades para proseguir con su estrategia y no dispone de ellas, por lo que no puede continuar o debe de modificar su estrategia.
El segundo jugador aplica un sistema antimartingale a partidos "fijos" de balonmano en las que arriesga un 50% de su capital en cada apuesta. El sistema no suena demasiado bien que digamos, pero la suerte no da tregua al jugador, que encadena varias pifias consecutivas, seguramente apostando por equipos gloriosos (en el pasado, eso sí) como el Slagelse o el Portland San Antonio.
1ª apuesta: 50 €, pierde. Saldo: 50 €
2ª apuesta: 25 €, pierde. Saldo: 25 €
3ª apuesta: 12,5 €, pierde. Saldo: 12,5 €
4ª apuesta: 6,25 €, pierde. Saldo: 6,25 €
5ª apuesta: 3,13 €, pierde. Saldo: 3,12 €
6ª apuesta: 1,56 €, pierde. Saldo: 1,56 €
El balance es desolador. Dispone de menos del 2% de su saldo inicial, pero eso no le impide continuar con su estrategia. Podría apostar 78 céntimos de euro en su siguiente apuesta, iniciando tal vez un largo y tortuoso camino para revertir su triste situación, sin variar ni un ápice las directrices de su estrategia inicial.
En los sistemas de tipo antimartingale, por muy agresivo que sea dicho sistema (es válido como ejemplo el anterior), es prácticamente imposible alcanzar un estado de ruina. Todo lo contrario ocurre con los sistemas de tipo martingale. Esto no es una razón definitiva en la superioridad de los sistemas antimartingale sobre los martingale, algo en lo que todos los autores actuales están de acuerdo (me refiero a la superioridad), pero no hay duda de que ayuda. De hecho, uno de los gurús, Jones, ridiculiza en cierta forma la excesiva importancia que le dan algunos autores a intentar minimizar el riesgo de ruina y propone una postura más filosófica de "convivir" con el riesgo de ruina, que forma parte del juego. Supongo que es una versión más acorde con el sueño americano y con la de el empresario que renace de las cenizas fallidas de su proyecto anterior.
¿Qué es la ruina, desde el punto de vista de las apuestas?
Lo podríamos definir como aquel punto en el que debido a la falta de liquidez, un jugador se ve imposibilitado de continuar con su estrategia, sin que dicha estrategia sea modificada en su concepción original. Por estrategia se entiende su sistema de gestión, como se definió anteriormente en este blog.
Tal como lo defino se puede dar la paradoja que para dos jugadores que empiezan una estrategia con la misma cantidad de dinero, uno llegue a la ruina antes que el otro, aun teniendo una mayor liquidez. Si lo explico con un ejemplo ilustrativo se entenderá mejor.
Supongamos 2 jugadores con un saldo inicial de 100 €.
El primer jugador aplica un sistema martingale a cuotas @2 en el que la apuesta inicial es de 1 € y en el caso de perder se duplica la apuesta. Sin embargo, este jugador no tiene "flor" y cae en una racha en la que le es imposible ganar ni una sola apuesta, como si The Cooler se tratase.
1ª apuesta: 1 €, pierde. Saldo: 99 €
2ª apuesta: 2 €, pierde. Saldo: 97 €
3ª apuesta: 4 €, pierde. Saldo: 93 €
4ª apuesta: 8 €, pierde. Saldo: 85 €
5ª apuesta: 16 €, pierde. Saldo: 69 €
6ª apuesta: 32 €, pierde. Saldo: 37 €
Tras su sexta apuesta su estado es de ruina. Aun conserva el 37% del saldo inicial, pero necesitaría 64 unidades para proseguir con su estrategia y no dispone de ellas, por lo que no puede continuar o debe de modificar su estrategia.
El segundo jugador aplica un sistema antimartingale a partidos "fijos" de balonmano en las que arriesga un 50% de su capital en cada apuesta. El sistema no suena demasiado bien que digamos, pero la suerte no da tregua al jugador, que encadena varias pifias consecutivas, seguramente apostando por equipos gloriosos (en el pasado, eso sí) como el Slagelse o el Portland San Antonio.
1ª apuesta: 50 €, pierde. Saldo: 50 €
2ª apuesta: 25 €, pierde. Saldo: 25 €
3ª apuesta: 12,5 €, pierde. Saldo: 12,5 €
4ª apuesta: 6,25 €, pierde. Saldo: 6,25 €
5ª apuesta: 3,13 €, pierde. Saldo: 3,12 €
6ª apuesta: 1,56 €, pierde. Saldo: 1,56 €
El balance es desolador. Dispone de menos del 2% de su saldo inicial, pero eso no le impide continuar con su estrategia. Podría apostar 78 céntimos de euro en su siguiente apuesta, iniciando tal vez un largo y tortuoso camino para revertir su triste situación, sin variar ni un ápice las directrices de su estrategia inicial.
En los sistemas de tipo antimartingale, por muy agresivo que sea dicho sistema (es válido como ejemplo el anterior), es prácticamente imposible alcanzar un estado de ruina. Todo lo contrario ocurre con los sistemas de tipo martingale. Esto no es una razón definitiva en la superioridad de los sistemas antimartingale sobre los martingale, algo en lo que todos los autores actuales están de acuerdo (me refiero a la superioridad), pero no hay duda de que ayuda. De hecho, uno de los gurús, Jones, ridiculiza en cierta forma la excesiva importancia que le dan algunos autores a intentar minimizar el riesgo de ruina y propone una postura más filosófica de "convivir" con el riesgo de ruina, que forma parte del juego. Supongo que es una versión más acorde con el sueño americano y con la de el empresario que renace de las cenizas fallidas de su proyecto anterior.
1 comentario:
Como nadie se anima a comentar, voy a ver si con mis comentarios te subo las visitas del blog ;).
A mi entender, la fase de ruina es una etapa por la que antes o después pasa todo apostador. A algunos les sirve como método para pulir su gestión de bankrrol y el stake que da a cada una de sus apuestas, y a otros muchos les incita a jugar mas y mas envolviéndoles en una espiral autodestructiva de las que muy dificil saldran.
Mas incipiente es este factor de ruina , cuando un jugador novato tiene una buena racha consecutiva de aciertos. Despues se cree el "rey del mambo¨", y acaba por perderlo todo.
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