domingo, 6 de enero de 2008

Los sistemas de gestión de tipo Martingale

En las sucesivas entradas, quisiera ampliar un poco el concepto de los sistemas de gestión Martingale, con sus virtudes y sus defectos. En la actualidad está un poco pasado de moda, desprestigiada por los libros actuales de gestión y en un segundo plano, pero cada cierto tiempo alguien se saca de la manga estas viejas y trilladas ideas. Algunas veces es un forero novato o un personaje caracterizado, como uno de los protagonistas del episodio XX de la cuarta temporada de CSI Las Vegas. El muerto era, como os podréis imaginar. Pero también hay intentos y paradojas encontradas por matemáticos de prestigio que, a efectos prácticos, no suelen tener ninguna utilidad para la mayoría de los mortales. Ojo, tal vez para alguno sí.



Antes de nada quisiera recordar que ningún sistema en sí mismo puede añadir valor a las apuestas que hacemos. Los sistemas de apuestas son neutros. Lo que sí hacen los sistemas es controlar la velocidad de los procesos o la dirección hacia donde se mueven mayoritariamente. En este caso, los sistemas martingales son sistemas de una rentabilidad lenta o baja, con un riesgo de ruina relativamente alto y con una expectativa de éxito a corto plazo muy elevada. Supongo que cada estilo diferente de apostador requiere un sistema ideado a medida, en base a su capacidad de acierto, en frecuencia y en rendimiento (yield). Por ejemplo, puede haber 2 tipsters/traders muy buenos. Uno es capaz de encontrar 2-3 apuestas semanales con un yield +20%. Otro es capaz de realizar 200 trades diarios, con una rentabilidad media del 0,05%. ¿Quién es mejor? Interesante cuestión. Pero lo que está claro es que estos 2 jugadores deberían aplicar estrategias completamente diferentes para maximizar sus beneficios.

¿En que consisten los sistemas martingales? Imaginemos esta situación. Suponemos que estamos acertando la mitad de nuestras apuestas a cuota @2, lo que nos daría un rendimiento nulo. La única posibilidad de ganar sería que las apuestas ganadoras tuviesen un stake superior que las apuestas perdedoras. Fácil. El único problema es que no sabemos si una apuesta es ganadora o hasta que es demasiado tarde. Podría parecer que lo podríamos dirigir a esta situación si tras una apuesta perdedora aumentásemos el stake. Con esto conseguimos que las apuestas ganadoras del futuro tengan mayor stake que las apuestas perdedoras del pasado, aunque no asegura nada respecto a las apuestas perdedoras del futuro. Una vez obtenida la pequeña ganancia o diferencial, se volverían a reducir los stakes para "enfriar" el riesgo.

Si hacemos balance en la situación anterior, ¿qué ventaja real obtenemos? Evidentemente, esto no es el Wardcraft no hay nada gratis, como ya se dijo anteriormente los sistemas no son capaces por sí mismo de generar valor. Estamos ganando un pequeño diferencial, una pequeño ventaja, pero a costa de aumentar el riesgo. Para los efectos el jugador de un martingale tiene la misma actividad que una compañía de seguros, yendo por ahí a cubrir los pies del Garbajosa de turno, valga el símil deportivo.



Para manejar estas relaciones entre la ganancia y el riesgo han nacido numerosas variantes de los sistemas Martingales, que tal vez comente por encima en la siguiente entrada. Dichas variantes se apoyan en sucesiones matemáticas que facilitan las cálculos, pero hay que tener mucho cuidado con los conceptos filosóficos que se extraigan de esos razonamientos científicos malsacados de contexto.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

http://es.youtube.com/watch?v=qCVQpcY1au4

Anónimo dijo...

http://es.youtube.com/watch?v=mXVGJzZMn-U