En la edición de hoy de RPSports, un periódico deportivo británico orientado hacia las apuestas (especialmente hacia las de caballos, a las que dedica la mitad de su paginación), se arroja un poco más de luz en los hechos acaecidos en la Malta Cup, reportaje que adjunto arriba. Más o menos hace algo parecido a lo que yo escribí en este blog acerca del último partido de la Premier entre Higgins-Davis, contándonos con pelos y señales lo turbio que fue el encuentro entre Lee y Swail. Casualmente dos de los cuatro jugadores que eran mencionados en mi entrada anterior dentro del grupo de los que jugaron "especialmente flojo". Hoy mismo, yo había layeado a Stephen Lee confiando en que se encontrase afectado o inquieto antes todos estos rumores (no hay más que recordar por ejemplo el pobre performance de Davydenko durante el Masters), pero Higginson no pudo repetir su excelente actuación del pasado año en Gales y desaprovechó un liderazgo de 2-1 y 3-2, para caer 5-3 en frames muy disputados, lo que casi siempre es sinónimo de frames erráticos por las dos partes y mala construcción.
No sólo los jugadores están indignados. Las primeras en poner el grito en el cielo son las casas. Totesport ya no ofrece el empate en los partidos a un total de 6 frames (probablemente para afrontar menos riesgo con cuotas más bajas que en el 3-way) y Stan James simplemente está que trina contra determinados jugadores. El mensaje de las bookies es claro: "Si seguís amañando partidos, os declararemos la guerra". Y la reacción federativa parece únicamente esto: una llamada de atención. Porque contrariamente a lo que piensan muchos en snooker se producen arreglos generalizados, como si se tratase de "El Color del Dinero", y no sólo afecta a jugadores de segunda, sino que intervienen jugadores de primer nivel, que es donde más dinero se mueve en las apuestas, obviamente, y no en las partidas del Campeonato de Snooker de Gibraltar.
No sólo los jugadores están indignados. Las primeras en poner el grito en el cielo son las casas. Totesport ya no ofrece el empate en los partidos a un total de 6 frames (probablemente para afrontar menos riesgo con cuotas más bajas que en el 3-way) y Stan James simplemente está que trina contra determinados jugadores. El mensaje de las bookies es claro: "Si seguís amañando partidos, os declararemos la guerra". Y la reacción federativa parece únicamente esto: una llamada de atención. Porque contrariamente a lo que piensan muchos en snooker se producen arreglos generalizados, como si se tratase de "El Color del Dinero", y no sólo afecta a jugadores de segunda, sino que intervienen jugadores de primer nivel, que es donde más dinero se mueve en las apuestas, obviamente, y no en las partidas del Campeonato de Snooker de Gibraltar.
¿Habrá alguna sanción de esas de las que hablan, de linea dura? Yo creo que NO. Es fácil sancionar a un australiano que cae mal o a un sudafricano de tercera fila, pero de ahí a meterse con un jugador británico o irlandés de primer nivel, o que incluso haya sido campeón del mundo... No lo veo. El hecho significativo de que la Federación rechace establecer un convenio de colaboración con Betfair, que es el sitio que tal vez más dinero mueva en las grandes ocasiones, ya es suficientemente significativo.
En el pasado sólo hubo un jugador carismático y popular, de clase mundial, que recibiese una sanción de grandes dimensiones. Fue Alex Higgins. El jugador irlandés, una vez campeón del mundo pero tan importante al snooker como Fischer al ajedrez, y cuya vida ha estado frustrada los últimos 25 años por el alcohol y los problemas personales, fue desprovisto de su ranking y puntos (lo que equivale a ser enviado a las catacumbas) en 1990 por anunciar que el mundo del snooker estaba podrido e insultar a sus dirigentes. Tal vez por ello, alguien haya estado mucho más permisivo con el jugador que le ha sucedido como el lider de la controversia: Ronnie O'Sullivan.
En el pasado sólo hubo un jugador carismático y popular, de clase mundial, que recibiese una sanción de grandes dimensiones. Fue Alex Higgins. El jugador irlandés, una vez campeón del mundo pero tan importante al snooker como Fischer al ajedrez, y cuya vida ha estado frustrada los últimos 25 años por el alcohol y los problemas personales, fue desprovisto de su ranking y puntos (lo que equivale a ser enviado a las catacumbas) en 1990 por anunciar que el mundo del snooker estaba podrido e insultar a sus dirigentes. Tal vez por ello, alguien haya estado mucho más permisivo con el jugador que le ha sucedido como el lider de la controversia: Ronnie O'Sullivan.
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