3) Rellena con tus datos reales el formulario de inscripción. Una casa de apuestas es un sitio serio, no es el Pornotube, es un lugar con el que vas a tener transacciones económicas. Llegado el caso pueden exigirte algún tipo de documentación para acreditar tu identidad y cuando ejecutes la atención al cliente telefónicamente también utilizarán la información que les has dado para verificar que eres propietario real de la cuenta. No olvides apuntar bien tu contraseña y guardarla en un lugar seguro. Esto también se aplica para el caso de “la pregunta secreta” que hace la función de segundo password.
Este punto puede parecer trivial, pero para lo poco que ocupa me parece que aprovecha el espacio bastante bien. Cuando contactamos con una casa de apuestas todo son facilidades, todo es color de rosa. No es cuestión de espantar a los clientes a las primeras de cambios con formalismos burocráticos. Sin embargo a la hora de solicitar el primer reintegro, podemos encontrarnos con las primeras pegas: el "anonimato" de la red desaparece y nuestro interlocutor desea comprobar que el apostante es una persona física concreta. Entre las normas que aceptamos al empezar nuestra relación con un bookie, imperceptiblemente, puede haber alguna cláusula que nos exija identificarnos (llegado el caso) con un documento oficial.
Llegado ese caso, alguien que por ejemplo sea menor de edad puede lamentar haber falsificado su fecha de nacimiento. Otra persona más, cuya familia no sabía que tenía unas cantidades respetables en una casa de apuestas deportivas, recibió una llamada en inglés desde algún lugar de Malta.
La seguridad también es un tema importante. La mayoría de problemas de este tipo no son debidas a hackers que se introducen en nuestra CPU aprovechando el agujero del XP de turno (por mucho antispyware que haya), sino a personas que consiguen nuestro pass y nuestros nombres de usuarios mediante medios muy tradicionales, aunque disfrazados de cierta sofisticación gracias a la informática. Esto se merece una entrada, que ilustraré con alguno de los correos "tipo" que pretenden conseguir esta información.
Este punto puede parecer trivial, pero para lo poco que ocupa me parece que aprovecha el espacio bastante bien. Cuando contactamos con una casa de apuestas todo son facilidades, todo es color de rosa. No es cuestión de espantar a los clientes a las primeras de cambios con formalismos burocráticos. Sin embargo a la hora de solicitar el primer reintegro, podemos encontrarnos con las primeras pegas: el "anonimato" de la red desaparece y nuestro interlocutor desea comprobar que el apostante es una persona física concreta. Entre las normas que aceptamos al empezar nuestra relación con un bookie, imperceptiblemente, puede haber alguna cláusula que nos exija identificarnos (llegado el caso) con un documento oficial.
Llegado ese caso, alguien que por ejemplo sea menor de edad puede lamentar haber falsificado su fecha de nacimiento. Otra persona más, cuya familia no sabía que tenía unas cantidades respetables en una casa de apuestas deportivas, recibió una llamada en inglés desde algún lugar de Malta.
La seguridad también es un tema importante. La mayoría de problemas de este tipo no son debidas a hackers que se introducen en nuestra CPU aprovechando el agujero del XP de turno (por mucho antispyware que haya), sino a personas que consiguen nuestro pass y nuestros nombres de usuarios mediante medios muy tradicionales, aunque disfrazados de cierta sofisticación gracias a la informática. Esto se merece una entrada, que ilustraré con alguno de los correos "tipo" que pretenden conseguir esta información.
No hay comentarios:
Publicar un comentario